Si Dios quiere

De joven, era atea. O agnóstica. Y la reina de los escépticos, no creía en nada que no saliera en los libros de física.

– ¿Cuántos intentos de suicidio llevas?, me preguntó.

– ¿Tú cuentas a tus amantes?, respondí.

No vale la pena, es un número que no importa qué pequeño o grande sea, lo has intentado y más de una vez.

Y sigues aquí. Recuerdo un par de despertares, ambos iguales. Oscuridad en un lugar oscuro, estás sobre una cama o camilla, qué pasa dónde estoy y qué hago aquí. Estás en un psiquiátrico y te han lavado el estómago, eso es lo que pasa. Creo que estoy hablando de 2020 en adelante.

Lo del confinamiento será una anécdota histórica para algunos, a mí me fastidió la salud mental y física. La mental creo que este verano de ingreso ha sido medio solucionada, porque la depresión es crónica. La física, esa va a peor cada día que pasa.

Ingresada tras ese último intento autolítico, pensaba en qué había fallado. La Vida es tan y tan poderosa, tanto que es muy difícil que un cuerpo muera, de hecho es extraordinario, pero yo lo había forzado muchísimo.

Sé que fue el último intento tras los otros (no sé cuántos, no se cuentan, como los amantes), porque ahí paré de matarme, y el porqué es algo personal que relataré ahora.

Llegué a la conclusión de que algo no me dejaba morir. No se me estaba permitido morir, no todavía. Es decir, ese Dios en el que no creía me estaba ordenando seguir viva para algo, tenía una misión o un propósito para mí.

Desde entonces, tengo fe. No he llegado a ser una gran practicante, al contrario, no se me da muy bien la liturgia ni memorizar oraciones. He llevado una cruz del cuello unos meses, luego vi que no me hacía falta y la regalé a alguien que podía necesitarla.

Como dije, el deterioro físico había continuado. Muy agotada, al límite de mis fuerzas, inicié los trámites para la eutanasia. Sí, yo no me voy a matar, pero pido que me maten, así es.

NO CUMPLES CRITERIOS, te dicen al final de elaborar un expediente agónico. Tú qué sabes de mis ganas de vivir o morir.

Hace un año de esta negativa, hace unas horas de las últimas malas noticias sobre mi salud, y sé de antemano la respuesta, pero voy a solicitar de nuevo la eutanasia. No quiero faltar a mi promesa al Eterno, pero si no hay más remedio volveré a hacer las cosas por mí misma, pues no quiero que cuestiones burocráticas prolonguen mi sufrimiento vital.

Agregaré que soy una persona de marcada conciencia existencial, lo que me llevó por el camino de la Filosofía. Sí, he dedicado mi vida a la filosofía y a la política. No tengo hijos ni familia.

Un test sobre las famosas inteligencias varias arrojó que la mía es la existencial. No voy en piloto automático por la vida, resumiendo pronto y mal.

Vida significa dignidad y eso voy a pedir, morir con dignidad.

De lo contrario, me despediré gustosamente de esta mierda de siglo XXI distópico con la nota «no cumplo criterios».

P.D. Escrito recuperado de los borradores.

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