INCOLORO, INSÍPIDO

Te voy a dar una razón por la que sigo deprimida, mucho.

Sin color, sin sabor y hasta sin amor, así nos hacen percibir nuestra distopía diaria.

Hay una ingeniería social y todo es deliberado. Por ejemplo, hay toda una psicología del color que sirve, entre otros fines, para manipular nuestras emociones. Ya no hay diversidad de colores en el mundo. No me lo invento, está sobradamente documentado en libros y artículos, como muestra:

https://www.xataka.com/magnet/mundo-se-esta-volviendo-literalmente-colorido-estandar-todos-sentidos

Recuerdo coches circulando de color amarillo, rojo, o verde.

Recuerdo películas en Technicolor, qué adorable exageración. Si veo una película de los 90 (alguna con Jim Carrey o Robin Williams), se ve «natural», es lo que tú mismo podrías ver en la calle (quizá no en las calles contemporáneas). En todo caso, era lo que esperabas al ver una película.

Soy gran fan de la ciencia ficción, y uno de mis libros preferidos, leído y releído, es Dune. Se estrenó una película en 1984, dirigida por David Lynch (él mismo desecharía la autoría, pasando a usar un pseudónimo, por grandes diferencias creativas con los productores, que tijera en mano recortaron horas de metraje).

Denis Villeneuve, cineasta de gran prestigio («Incendies» de 2010 es una de las mejores películas que he visto, aunque «Blade Runner 2049» me pareció innecesaria), nos ha entregado recientemente la segunda parte de su adaptación de la primera novela de la saga Dune.

Creo recordar que no le gusta demasiado a Alejandro Jodorowsky, quien estudió en profundidad llevarla a la pantalla (proyecto rechazado pero después, oh, inspiró tantas obras). Este Dune fue una visión. Nos queda este documental para recordar qué pudo llegar a ser y qué se hizo con tanta creatividad, sin ir más lejos no tardarían en fichar a H.R. Giger para Alien.

El Dune de Villeneuve, ahora en dos películas (dos partes del mismo libro) tiene críticas mixtas. Desde «aburre a las piedras» hasta «obra maestra, comparable a El Señor de los Anillos».

He visto la primera parte, la segunda todavía está siendo presentada y estrenada, pero inevitablemente llega información. Al ser fan de Dune, por supuesto me interesa todo.

Bien, ahí va mi crítica a Dune. Puedo empezar con que no explica suficientemente el lore de ese universo, en ese sentido la película de 1984 contiene más diálogo y claro que te pierdes con tantos nombres, facciones, historia de ese mundo, profecías… Comprendes mejor (la vi tan joven, que no la entendí hasta leer la novela de Frank Herbert), en un revisionado. Una película ha de explicar bien la historia por sí misma, y no creo que sea el caso de esta versión de Villeneuve. La de Lynch fue tan recortada que también es difícil seguirla.

Pero oh no, el COLOR. No es cosa de este director, sucede hará unos 15 años o más. El culpable se llama ETALONAJE y tiene que ver con las paletas de color de las películas, y la mencionada psicología del color, que condiciona a sabiendas las emociones del espectador.

Mis emociones al ver las películas contemporáneas son un gran «meh», me quedo igual, o me aparto asqueada. Películas sepia, marrones, beige, gris. A veces, azules. Otras, negras (sí, filtro de noche o negro). ¿Por qué me cuentan así una historia?

Observa imágenes de Dune de 2021-2024, junto a Dune de 1984. Villeneuve ha llegado al límite, del beige-gris (el gusano y la arena lo mismo parecen) a la ausencia de color (importante: los ojos son muy azules en Dune). Cuando la acción transcurre en el planeta de los Harkonnen, la película pasa a blanco y negro (con un inquietante toque de infrarrojos).

Esta forma de arte cinematográfico es desgraciadamente la imperante en nuestros tiempos (exceptuando directores como Wes Anderson), a nadie parece molestar ni importarle que se nos hayan robado los colores. ¿Acaso alguien se imagina «El Señor de los Anillos» en tonos sepia y gris? Son historias de ficción, de imaginación, para soñar. Déjame hacerlo a lo grande, sin limitaciones. El pasto en Nueva Zelanda es verde, y punto.

Esto pasa en todas partes, en la BBC, en plataformas… cuando me dan una película marrón, la apago. Si la ciencia ficción ha de ser azul marino, tampoco me interesa (The Expanse, tortura de visionado).

Nos tenemos que conformar con lo que nos dan, una paleta que mata la imaginación mientras te manipula. O no, échale imaginación porque tienes que colorear tú mismo la película.

ROBO CONSENTIDO. MERECEMOS ESTA DISTOPÍA.

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